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Cerro Challhuaco – Diciembre de 2011

Cerro Challhuaco – Diciembre de 2011

El mes pasado subí con un amigo al cerro Challhuaco con la intención de sacar fotos de flores. Además fue la primera excursión para ese lado desde que erupcionó el volcán, por lo que también fue para ver cómo estaba la situación por allá.

Por la poca nieve que cayó, los manchones de nieve que suelen haber para esta época estaban reducidos a casi nada. Y además presentaban tonos grises bastante interesantes. Resulta que la nieve atrapa la ceniza que vuela y es así que se convierte en acumulador de ceniza. A medida que la nieve se derrite y la ceniza se seca, vuela en grandes nubes.

Poco antes de llegar a la cumbre saqué una panorámica del paisaje, cubierto en el horizonte con la pluma de ceniza:

Mirando de cerca, se ve bastante bien la ciudad en los barrios Frutillar y Nahuel Hue:

Y llegando al filo, encontré algunas de las flores que buscaba:

Un problema de comunicación

Un problema de comunicación

Anoche suena mi teléfono y resultó ser mi madre. En breves palabras me contó que mi hermano Diego se había ido a esquiar al cerro Challhuaco con dos amigos, había ocurrido una avalancha y estaba desaparecido. Que mi madre haya incluido la palabra «avalancha» con «Diego» en una misma frase indicaba que algo serio había ocurrido. Por un momento fue revivir la noticia de la avalancha que padeció mi tío Andi con sus quince alumnos del CRUB hace casi 9 años. Rápidamente nos reunimos en la sede del Club Andino Bariloche (CAB) para tener mejores informaciones de lo que había ocurrido.

Para cuando llegué ya habían partido tres camionetas con unas 25 personas de la Comisión de Auxilio (CAX) y personal el ICE de Parques Nacionales. Había bastante gente esperando, entre ellas mi madre, mi hermana y mi hermano Nico que solo una semana antes había estado esquiando en el mismo cerro. La información que había era el relato de Cristian, uno de los amigos de Diego, que se había separado por visibilidad nula ocasionada por luz plana. En un momento había ocasionado una avalancha y al no tener respuesta de sus amigos había regresado al refugio para dar aviso. Otro dato que circulaba era que habían estado esquiando atrás del cerro, en la ladera Sudeste que da a un arroyo tributario del arroyo Tristeza, afluente del río Ñirihuau.

Sobre estos datos salieron a buscarlos. Las posibilidades eran que estaban bajo la nieve o que estaban buscando a Cristian en la avalancha. En las horas siguiente circularon varias informaciones que nos fueron mejorando el ánimo. Una fue que no habían encontrado rastros de avalancha, por lo que solo estarían caminando por algún valle, y más tarde que el celular de Diego había dado un breve indicio de que estaba encendido, con lo que estarían en movimiento y sobre la ladera Noreste, de más fácil acceso. Un rato más tarde, cerca de las 22:00, llegó el mensaje que habían aparecido en perfecto estado. De hecho, ni Diego ni Isaías, su amigo, habían estado perdidos, solo incomunicados.


¿Qué pasó? Como me relató Diego, resultó que el cerro tiene menos nieve de lo que esperaban, por lo que no estaba fácil para esquiar. Llegaron a la cumbre por el sendero normal (línea verde) y para bajar esquiando tenían dos opciones, filo Sur o filo Norte. Optaron por el Norte para llegar a la laguna Verde (línea naranja). Mientras bajaban descendió una nube y los cubrió con luz plana y cero visibilidad. Ahí cruzando un filo hubo un pequeño malentendido y Cristian se separó (flecha roja). Diego e Isaías cruzaron y Cristian bajó un tramo, montándose a una cornisa que se quebró bajo su peso y con la que rodó unos metros. Esa fue la avalancha que creyó haber creado. Llamó a Diego e Isaías pero no tuvo respuesta e imaginó que los había arrastrado la avalancha. Sin saber dónde estaba subió a la cumbre (línea amarilla), volviendo sobre sus pasos, y regresó al refugio. Cansado y asustado relató sobre una avalancha que provocó y donde desaparecieron Diego e Isaías. O sea que la noticia arrancó de la peor manera. Mientras tanto Diego e Isaías habían bajado un trecho y estaban esperando a Cristian, que nunca apareció. Lo llamaron pero no tuvieron respuesta. Estando del otro lado del filo tampoco escucharon la caída de la cornisa. Siguieron bajando un trecho más y cuando salieron de la nube se dieron cuenta de que habían cruzado un filo de más y estaban bajando a un tributario del arroyo Challhuaco (línea celeste), lejos del refugio. Resolvieron bajar el arroyo hasta el camino (línea amarillo oscuro) y después caminar a buscar la camioneta, sabiendo que los demoraría mucho. Grande fue la sorpresa cuando se encontraron con uno de los rescatistas que les explicó la tremenda movida que se había generado.

En definitiva ni Diego ni Isaías estuvieron en peligro en ningún momento. Ambos estaban bien equipados para el frío y conocían bien la montaña (de hecho mis hermanos y yo prácticamente nos criamos recorriendo esa montaña). Sabían dónde estaban y por dónde y cuánto tenían que caminar para regresar al refugio. Pero no había comunicación. Sobre el cerro Challhuaco hay señal de celular, pero una vez que se baja al bosque la señal se pierde. No llevaban radio VHF por lo que no había comunicación con ellos. De haber tenido una radio consigo al momento que el refugio recibía el relato de Cristian podrían haber intentado comunicarse con ellos y al recibir respuesta no habría pasado nada y nos habríamos ahorrado la angustia y el despliegue de rescatistas. Se combinó un relato que contaba una situación jodida y falta de comunicación para confirmar o no lo sucedido.

La conclusión es que tenemos que comprarnos un par de equipos de radio. Los imprevistos ocurren y todos estamos muy sensibles a lo que puede estar pasando. Si bien cuando estamos en la montaña podemos tener las cosas bajo control, no tenemos idea de lo que sucede afuera y pueden terminar pasando cosas como la de ayer, que en vez de una bola de nieve empezó directamente con una avalancha que no fue.

Las noticias según el Río Negro, Bariloche 2000, Agencia de Noticias Bariloche y Mensajero Digital.

Cumbre del cerro Challhuaco

Cumbre del cerro Challhuaco

Uno de los objetivos que tenía para el lente ojo de pez era el de poder formar panorámicas 360×180º, es decir esféricas. Estos panoramas con el plugin apropiado permiten la experiencia virtual de estar ahí, ya que incluyen cielo y suelo. En el verano hice distintos intentos (uno en medio de la estepa, dos en Laguna negra y otro en el jardín de mi casa) y siguiendo el axioma «toda oportunidad fotográfica perdida generará el impulso de adquirir dos accesorios nuevos», fue que me decidí por el ojo de pez y el soporte apropiado para las capturas esféricas. El lente lo compré y el soporte lo fabriqué y ayer hice mi primera captura 100% exitosa en la montaña. Con ustedes, la cumbre del cerro Challhuaco (2100 msnm):