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Categoría: Personales

A los galpones

A los galpones

Sobre el plan de convertir el edificio de Movilidad y Obras de Nahuel Huapi en el Centro de Convenciones, hoy vimos un nuevo punto en el diario Río Negro, donde citaban a la presidenta quien habría dicho «Julio [de Vido], vamos a ocuparnos para que este proyecto salga».

En la nota del Río Negro figura:

En particular se habló del Centro de Congresos y Convenciones, que se hará en el predio de movilidad de Parques Nacionales, y cuyo proyecto se licitaría durante el presente invierno. Paralelamente se licitaría las nuevas instalaciones para el personal que actualmente trabaja en el lugar y que se mudará hacia la parte del Varadero.

Es interesante que se hagan las licitaciones simultáneamente para las nuevas oficinas, ya que la obra del Centro haría que tengamos que desalojar el predio y no tendríamos a dónde ir. ¿O si? En el actual Varadero se encuentran las oficinas y galpones del ICE (Incendios, Comunicaciones y Emergencias) y CLIF (Coordinación de Lucha contra Incendios Forestales). ¿Nos van a enviar a trabajar a unos galpones? ¿Improvisarán oficinas para unas 50 personas, donde hoy se almacena material para luchar contra incendios? ¿Y dónde se guardarán los vehículos de la Delegación Patagonia y de Obras de Nahuel Huapi? ¿Dónde se emplazará la carpintería, fundamental para la construcción de cartelería, puentes, pasarelas, etc.? ¿Alguno de los descerebrados funcionarios se le ocurrió pensar en eso?

De todas maneras tratamos de no hacernos demasiada mala sangre, porque en la misma nota dice «Barberis también agradeció el aporte económico para remodelar la ruta al Llao Llao, una obra vital para la circulación vehicular hacia el oeste, y cuyas obras comenzarán en breve». Recordando que estos anuncios los hizo la misma presidenta que prometió planes para comprar heladeras, lavarropas, bicicletas, autos, departamentos, etc., y después nos mató a impuestazos, además de cancelar prácticamente TODAS las obras de infraestructura que inició su marido, solo resta esperar que sean anuncios de espejitos faraónicos y que después quede en la nada hasta que aparezca alguien con una idea coherente.

Más de verArte 5

Más de verArte 5

Para la muestra se me ocurrió combinar fotos de distintas épocas. Y como no tenía muchas tuve que salir a escanear. En lo de mis abuelos tuve que ser portátil y bastante criterioso, porque pasé de largo muchísimas fotos que me hubiera gustado digitalizar:

Después pasé a las fotos de mi padre, quien durante 10 años sacó en diapositivas. Según él no porque fuera mejor calidad sino porque era más barato. La calidad de las fotos es muy buena, con excelente color y contraste. Fue una de esas decisiones que no se pensaron pero salieron bien cuando se miran y comparan fotos de hace 25 a 35 años.
Pero el detalle acá es que no teníamos la menor idea de qué fotos habían. Habían 54 cajas de 36 fotos cada una. ¿Cómo encontrar las fotos que buscaba? En vez de ir mirando foto por foto con un proyector o un visor, se me ocurrió hacer una digitalización rápida y masiva, para lo que tuve que fabricar un dispositivo ad hoc:

El aparato en sí es un cuerpo Canon EOS 40D con un adaptador M42-EOS (para rosca Pentax), un duplicador Makinon, un gran angular Takumar 28 mm, varios anillos adaptadores para llegar al soporte Cokin, un tubo hecho de un vaso plástico recubierto en su interior por cartulina negra, un soporte para diapositivas hecho con acrílico de alto impacto y una fuente de luz hecha con 5 LED blancos alimentados por un cargador de celular, con la luz orientada y difuminada por una caja hecha por el mismo plástico de alto impacto. Además la cámara la disparaba por un cable y veía, para más comodidad, con un visor de ángulo. Con este engendro digitalicé unas 1800 fotos en 4 días, a razón de 12 rollos por hora. Con este catálogo pude encontrar las fotos que quería usar para armar los montajes. De las 1800 usé solo 6, y de esas solo 2 están expuestas. Las 4 restantes están en dos composiciones que quedaron fuera de la muestra (las puse al final de este archivo).

Cuando tuve todo escaneado, procesado e impreso, tocó montarlo en la sala y participar de la inauguración.

Gracias a mi novia Mariana por sacarme fotos en esos momentos de tantos nervios.

Y por último las dos composiciones que quedaron afuera porque ya eran muchas fotos y ser más caras a mis sentimientos:

En el refugio Lopez. A la izquierda mi hermano Diego y yo en 2002. A la derecha él y yo… unos 20 años antes.

El refugio Jakob hacia 1980 (mitad de arriba) y 2000 (mitad de abajo), en primavera (izquierda) y verano (derecha). Mi abuelo materno participó en la construcción de ese refugio en 1950. En la foto central de arriba está él junto con mi abuelo paterno. Mis tíos, Andi y Chule, fueron concesionarios del refugio desde 1980 hasta 1988. Casi todos los integrantes de mi familia tenemos alguna historia con ese lugar, que nos ha visto crecer así como lo hemos visto cambiar. Es como la quintaescencia de la montaña misma.

Participando en verArte 5

Participando en verArte 5

Del 12 al 22 de Diciembre participo junto a otros cuatro artistas de la muestra de verArte en su quinta edición.

En la muestra expongo dos paneles con sentidos diferentes. En ambos se buscó lo mismo: romper las barreras del tiempo. En las primeras fotos el tiempo es generacional. Desde mi bisabuelo, luego mis abuelos, después mis padres hasta llegar a mi y mis hermanos y mis primos, todos hemos recorrido los mismos lugares. Las composiciones fusionan esas fotos para ver que el paisaje y las costumbres son las mismas. Solo cambiaron la ropa, los equipos, las modas. Lo esencial sigue siendo subir, sentirse libre y disfrutar de las buenas compañías.

En el segundo panel el tiempo es el presente. De noche nuestros ojos no llegan a percibir los cambios cuando son muy lentos, ni los detalles cuando son muy rápidos. Gracias a la cámara se pueden vencer estas barreras y permite detener el tiempo o acelerarlo para ver desde el movimiento de las estrellas hasta los detalles ocultos a la luz de las brasas.

Ahora me quieren serruchar el piso

Ahora me quieren serruchar el piso

El jueves 3 de Diciembre se publicó en el Diario Digital una carta que redactamos y firmamos quienes trabajamos en la Delegación Regional Patagonia, una dependencia de la Administración de Parques Nacionales, sobre el plan de construir el Centro de Congresos y Convenciones en el predio que hoy ocupan varias dependencias del Parque Nacional Nahuel Huapi y de la Delegación Regional Patagonia.

Como era de preverse hubieron repercusiones, algunas a favor, otras en contra y alguna cuestionando la metodología política de todo este asunto. Como este tema me toca muy de cerca, escribí esto en respuesta a las objeciones de nuestra carta:

Sobre lo expresado por el señor Batica en sus cuestionamientos a nuestra carta, quiero agregar algunas precisiones que quedaron afuera al momento de redactarla. La Delegación Técnica se encuentra en el edificio que da sobre la calle O’Connor y en ella trabajamos de manera estable unas 25 personas. Hace 4 años, ante el poco espacio físico del que disponíamos, se pudieron conseguir fondos propios de la APN para una ampliación y remodelación de las oficinas hacia lo que era un galpón-depósito. Esta obra, gracias a las cuales contamos con modernas instalaciones sin haber alterado la fachada exterior, costó alrededor de 145 mil pesos y fue realizado con mano de obra local.

Las instalaciones que dan sobre la avenida 12 de Octubre, en cambio, no se le han asignado fondos para el mantenimiento exterior, ya que los presupuestos son muy acotados y deben resolverse siempre emergencias que a veces superan cualquier previsión. Además el «cementerio de máquinas» es resultado de la rígida burocracia oficial que impide deshacerse de los objetos inutilizados sin realizar eternos procedimientos para desembocar en subastas públicas. Todas las dependencias oficiales tienen el mismo problema.

Uno de los cuestionamientos que tenemos sobre la posible obra es que difícilmente los edificios actuales sirvan para la función de un Centro de Convenciones. Yo estuve en el CCyC de la ciudad de Mendoza y presté atención al edificio en sí, y les puedo asegurar que no hay edificio en Bariloche que se le acerque al tamaño de los espacios (pasillos, salas, escaleras) que se necesitan para desplazar a las 1500 personas previstas. Muchos tememos que el proyecto implique destruir la casi totalidad del edificio de Movilidad, exceptuando la fachada, para levantar un edificio acorde a las necesidades de un CCyC. Ante este posible panorama, ¿qué diferencia de costo puede haber con levantar un edificio en un terreno fiscal vacío?

Invitamos a los vecinos que nos visiten para que puedan ver in situ lo que estoy explicando. Parques Nacionales no es una institución de puertas cerradas y oficinas lóbregas. Y los que trabajamos dentro somos también parte de la comunidad, protegiendo el patrimonio de Bariloche desde adentro.

Algo que no escribí en el comentario al Diario Digital, es que me parece sospechosamente raro que estén tan obsesionados con el edificio de Movilidad cuando a 50 metros hay un predio, también de Parques, que está sin uso. Es un zanjón por donde pasa un arroyo, pero tiene el mismo tamaño y no hay nada construido. De hecho, construir algo ahí no va a generar tanta controversia. Ya veo que es donde piensan poner el estacionamiento para, digamos, ¿200 autos?

Y vuelvo a mi pregunta recurrente: ¿por qué no lo hacen donde estuvo el proyecto de hace 40 años, ese predio fiscal donde se levanta un gigantesco cubo de hormigón?

Corrección: corregí el monto de la obra en la Delegación Patagonia. Había un error de concepto y uno de tipeo y figuraba que habían sido 600 mil pesos, mientras que en realidad el monto total fue de 145 mil pesos. O sea que salió un cuarto de lo que yo expuse.