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Mes: noviembre 2006

Taxis, taxis alternativos y taxis temporales

Taxis, taxis alternativos y taxis temporales

En una ciudad que crece de manera constante la necesidad de transporte también aumenta. En Bariloche esta necesidad se ve incrementada también por el turismo que también necesita transportarse. En los meses de mayor afluencia turística los servicios de taxis y remisses se encuentran desbordados, mientras que en los meses de baja receptividad el movimiento se reduce al ámbito local. Esto es un problema.

Desde hace varios años que se pide mayor cantidad de taxis y remisses. En la temporada de invierno la situación se vuelve insostenible. Mientras que en verano gran parte del turismo viene en sus propios vehículos y la gente puede movilizarse sea a pie o en bicicleta, en invierno las cosas cambian drásticamente. Los turistas no vienen en sus vehículos, el clima no permite movilizarse cómodamente a pie o en bicicleta y en algunos sectores es preferible dejar el auto en casa y movilizarse por otros medios. Es ahí cuando los taxis y remisses se ven desbordados y cuando se piden más licencias habilitadas. La Municipalidad se encuentra entonces con una disyuntiva. Si habilita más licencias para trabajar con la demanda de la alta temporada, en los meses de baja temporada habrá poco empleo y serios problemas económicos. Si no habilita más licencias, seguirán los problemas actuales.

Pero surgió recientemente una tercera opción: licencias temporales. Funcionarían solamente durante la mayor demanda y en los meses de menor demanda las unidades funcionarían como autos normales. ¿Pero es viable esto? ¿Qué podría suceder? Primero, nadie va a dejar de trabajar en la baja. ¿Va a quedar la gente desempleada? No, va a haber presión para convertir las licencias temporales en permanentes. Esto o los taxis temporales se van a convertir en taxis truchos, amparados por una licencia dudosa.

Yo creo que primero tendríamos que sincerarnos un poco, porque a mi entender los taxis y los remisses son lo mismo, solo que con máscaras diferentes. Los taxis son fácilmente identificables (pese a que actualmente hay dos combinaciones de colores), permiten levantar pasajeros en cualquier momento y el pago es por viaje. Los remisses son difíciles de identificar (solo un número de habilitación muy discreto sobre las puertas delanteras), tienen que buscar a los pasajeros donde éstos lo soliciten y el pago es también por viaje, solo que en este caso el cobro es más ambiguo. En un taxi el costo se calcula por una relación entre tiempo demorado y distancia recorrida. En un remisse se calcula por la distancia, sin importar el tiempo. Es por esta razón que vemos remisses volar por calles y rutas porque cuanto menos tiempo demoren, más ganarán. Los taxis, si el pasajero lo solicita, pueden ir en primera marcha que el pasajero lo pagará.

Cuando era chico preguntaba por qué las agencias de alquiler de autos aclaraban que rentaban autos sin chofer. Me respondían porque se podían alquilar autos con chofer y que eso se llamaba remisse. Con el tiempo los remisses aparecieron pero para mi sorpresa no funcionaban como un auto de alquiler con chofer sino como un simple taxi, solo que sin la combinación de colores característica, el cartel indicador ni el medidor de cobro. O sea, a mi entender, el remisse no es más que un taxi alternativo. Por eso considero que los remisses deberían ser autos alquilados con chofer y por lo tanto ser contratados por tiempo (por día o medio día) y con una cantidad de kilómetros libres, como todo buen auto de alquiler. Los taxis seguirían siendo taxis. En una hipotética transición una licencia de remisse se podría canjear por una de taxi para poder optar por este sistema.

Volviendo a los taxis temporales, una de las cosas que no me convencen es que los autos llevarán insignias temporales. O sea que cualquier auto en condiciones de circular podrá ser un taxi, no solo los clásicos celestes y blancos. Si invertir los colores fue una idea controversial, tener aparentes taxis truchos será un caos y causará aún más desconcierto entre los turistas. Creo que, para no perder la homogeneidad y el estilo, un taxi temporal debería ser inicialmente blanco o celeste y que pueda ser enmascarado con vinilo adhesivo para semejar un taxi permanente. De esa manera se verán todos similares, no generarán confusiones y mantendremos una imagen de coherencia para el visitante.

Los baches en las calles de tierra

Los baches en las calles de tierra

Vamos a comenzar este weblog con un problema recurrente como lo son los baches en las calles de tierra. En un ejido municipal con 600 kilómetros de calles y caminos de tierra, tenerlos en buen estado es virtualmente imposible. En muchas arterias el tránsito diario convierte a las calles en símiles de campos bombardeados, con entramados de pozos que llegan a los 10 cm de profundidad y donde circular con ellos requiere de pericia, infinita paciencia y un presupuesto en mecánica del auto. Esto repercute en el devenir diario con taxis y remisses que no quieren circular por ciertos barrios y por colectivos que no cumplen horario porque deben transitar a paso de bebé cansado. Esta situación genera malestar, enojo, pérdidas económicas y, dicho libremente, una mala onda generalizada.

La municipalidad no se queda de brazos cruzados. De manera casi constante se encuentra realizando reparaciones, pero éstas duran poco tiempo. Cuando llueve las cosas se ponen realmente calamitosas, por lo rápido que se dañan las calles. ¿Cuál es la solución? Lo más obvio es que el pavimento, pero con los costos que implican, bien se podría ganar tiempo haciendo bien las cosas. En una calle con pozos pasar la motoniveladora no resuelve el problema, solo lo esconde el tiempo que demore en resurgir. No es falsa la sensación de que «están los mismos pozos que antes». Me explico:

Con el tránsito las ruedas van desplazando la superficie de la calle o camino. Ligeros derrapes de la rueda excavan la tierra y la amontonan centímetros atrás. El constante tránsito de vehículos haciendo lo mismo solo acrecenta este efecto. Los pozos se forman y mantienen porque la tierra apilada es comprimida por los mismos autos.

Cuando se pasa la motoniveladora se rompen las crestas y con esta tierra se rellenan los pozos. Pero la máquina no compacta esta tierra removida. El pozo sigue ahí, oculto tras una capa pobremente compactada. Cuando los autos vuelven a transitar remueven la tierra suelta y el pozo vuelve a la luz.

La solución es encarar una reparación más profunda. Una máquina rompe y remueve 10 o 15 centímetros del suelo (lo suficiente para superar el pozo más profundo). Luego la motoniveladora empareja el suelo y por último una aplanadora se encarga de aprisionar esta tierra suelta para crear una superficie dura y compacta. De esta manera demorará más en iniciar el ciclo y los primeros pozos que se formen tardarán tiempo en armarse.

Por supuesto, ésta no es una alternativa económica y simple. Son tres máquinas contra una y los arreglos demoran su tiempo, pero los resultados ofrecen un plazo mayor para un tránsito menos complicado. En barrios netamente residenciales y donde no circulen vehículos pesados, ésta puede ser una alternativa a un pavimento costoso que no muchos pueden pagar.

PS: los dibujos indican además de que el diseño no es mi fuerte.