Cerro Villegas – Enero de 2021

Cerro Villegas – Enero de 2021

Primer salida del año y como el clima no estaba muy generoso apuntamos a la estepa. El cerro Villegas está sobre los primeros kilómetros del río Limay y con 1470 metros de altura domina entre los cerros del lugar. Nunca había ido y era uno de los eternos pendientes. Algo extraño porque está cerca y es un lugar accesible en cualquier época siempre que el clima acompañe.

Fue como caminar en un huracán pero al menos estaba seco y por eso fuimos igual. Complicó la caminata en algunas partes porque nos hacía perder el equilibrio y eso cansa más de lo normal.

Para mi alegría habían muchas flores que no se intimidan con el viento.

La cumbre es una amplia plataforma de roca que permite una vista de lujo para lo que es la mitad Este del lago Nahuel Huapi, la pampa del Limay, Dina Huapi y la pampa de Nahuel Huapi (donde se encuentra el aeropuerto).


Bien, ahora que fui y lo conozco tengo previsto ir más seguido porque es un hermoso paisaje del lago y la cordillera y si no hay nubes, se tiene una perspectiva imponente del Tronador que no pudimos ver en esta oportunidad.

Eclipse total de Sol – Diciembre de 2020

Eclipse total de Sol – Diciembre de 2020

El pasado lunes 14 tuvimos la oportunidad de disfrutar de un eclipse total de Sol a apenas unos kilómetros de Bariloche. Lo tenía presente desde hacía años y había comenzado los preparativos en Julio del año pasado, luego de un eclipse parcial malogrado por las nubes.

Lo primero que hice fue conseguir un filtro solar apropiado. Hasta ahora todos los eclipses que fotografié lo hice combinando filtros polarizadores e infrarrojos. Cubrían bastante bien pero por un lado dejaban pasar peligrosos rayos infrarrojos y por el otro las fotos salían monocromáticas. Era tiempo de invertir en los filtros correctos y compré una lámina en tamaño A4 con la que hice dos filtros protegidos con policarbonato y montados en adaptadores Cokin que son más prácticos cuando se tienen lentes con roscas de distinto tamaño. Y de paso hice unos cuantos anteojos para la familia.

El plan era hacer un timelapse como el que había hecho en Febrero de 2017 pero sin tener que estar siguiendo el Sol en tiempo real. Para eso construí una montura ecuatorial que cubría las tres horas de todo el proceso desde que la Luna empezaba a ocultar el Sol hasta que se desvanecía por el otro extremo. No saqué fotos de la construcción que bien podría haber valido un post propio pero el resultado fue un dispositivo interesante:

La pandemia complicó todo y el caótico manejo de las autoridades argentinas provocó que hasta el último día no tuviésemos la certeza siquiera si íbamos a poder ir a ver el eclipse. El más reacio era Neuquén que sabiendo que tapaban el Sol con la mano (pun intended) decidieron unos días antes «liberar» la zona a fuerza de gestionar permisos de circulación y permanencia. Viviendo en Río Negro estábamos contemplando ir a Sierra Colorada, un localidad situada a 420 Km al Este, 170 Km más que Piedra del Aguila que era la opción más cercana y práctica.

(Un comentario: hace más de 5 años, cuando vimos que tendríamos este eclipse, tiramos la idea de verlo en la cumbre del volcán Lanin lo que hubiese sido épico. Lo descartamos cuando vimos que no teníamos el estado físico ni las garantías climáticas y eso incluso fue antes de la pandemia)

Con Neuquén permitiendo la circulación y el pronóstico siendo más ventajoso con Piedra del Aguila, optamos por ir para ese lado. Un acierto ya que Sierra Colorada resultó con más nubes de las usuales:

En vez de ir al pueblo, como todos, nos adentramos en un camino vecinal y paramos a la vera del arroyo Sañicó. Si bien el cielo iba a estar despejado, la contra era que iba a haber mucho viento. Y sí que lo hubo. Soplaba a unos 50-60 Km/h con ráfagas cercanas a los 100 Km/h, por lo que hubo que encontrar un buen reparo para ubicarnos. Y «reparo» es un término relativo porque igual soplaba y volaba tierra que en otros términos no daba para quedarse.

Pero nos instalamos y pudimos disfrutar de un espectáculo tan bello como infrecuente:

Y eso fue todo. Tres horas de viaje, tres horas de eclipse con apenas minuto y medio de totalidad y otras tres horas de viaje de regreso. Pero fue excelente. Es algo que hay que ver al menos una vez en la vida y ahora entiendo a los que viajan por el mundo buscando eclipses aun sin ser astrónomos.

En cuanto al equipo, el polvo que voló esas horas que estuvimos fue una locura. Llevé tres cámaras: una con el teleobjetivo para el timelapse, otra para panorámicas y secuencias menores y la tercera para fotos y videos casuales. Pero la tierra volando impidió poder aprovechar la segunda cámara (hice un solo cambio de lente y lo sufrí) y el viento movía la primer cámara por lo que tuve que ajustar permanentemente el trípode que era lo que quería evitar con la montura ecuatorial.

Para cerrar, fue una tremenda experiencia. Muchos preparativos. Muchas cosas aprendidas. Muchas dudas. La pandemia complicó todo. El eclipse es algo tremendo pero muy breve y no da el tiempo para mirar y sacar fotos. Como concluimos ahí mismo, hay que poner las cámaras en automático y dejarlas andando mientras uno mira. Me perdí de un tercio de la totalidad tratando de sacar fotos con el ojo de pez. No hay que hacer eso. Es como revisar el celular mientras se maneja. Una distracción y te lo perdiste. Aprendizaje para la próxima que espero sea antes de 2048 que es el próximo que tendremos en la Patagonia.

Paseos de primavera – Octubre 2020

Paseos de primavera – Octubre 2020

Ya llegó la primavera y si bien seguimos acuarentenados con pánico social incluido, no está mal aprovechar el buen clima para salir a despejar un poco la cabeza. Salidas chicas de momento porque muy lejos no se puede ir así que este post incluye dos salidas distintas.

La primera es en Circuito Chico visitando Puente Romano, Laguna Escondida y Bahía De Los Troncos:

Hacía mucho que no iba a este lugar. Tanto que me sorprendió encontrarme con que no habían troncos sino que ahora hay una gran extensión de arena. Pero no cualquier arena sino piedra pómez de la erupción del Caulle en 2011. Sí, hacía tanto tiempo que no iba.
Fue un poco como volver 9 años cuando todas las playas estaban cubiertas de piedra pómez. Con el tiempo las olas fueron lavando todo y ya quedan pocos remanentes de arena.


La segunda salida fue a la picada del refugio Jakob. El refugio está cerrado y no se permite subir pero sí se puede ir hasta el puente colgante, a mitad de camino. Son casi nueve kilómetros de caminata y otro tanto de vuelta por lo que resulta en un buen ejercicio para ablandar las piernas.