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Categoría: Técnica

El cielo que imaginé

El cielo que imaginé

Cuando hace casi dos años saqué esta foto…

…quería sacarla en formato horizontal, pero no me daba la amplitud del lente para lograrlo. Desde entonces estuve buscando distintos lentes y finalmente llegué al ojo de pez que compré en Octubre. Tres meses después fui a Laguna Negra y logré lo que buscaba:

Usé la misma técnica de sacar fotos de 15 segundos de exposición una tras otra durante poco más de una hora. Estas fotos, una vez bajadas en la computadora, las uní en una sola imagen utilizando el Startrails y la exporté a TIFF. Luego copié esta foto con otro nombre e hice un panorama con las dos fotos (con un RMS perfecto 😉 ). En el panorama indiqué que eran fotos tomadas con un ojo de pez con lo que el programa corrige la deformación propia del lente. De ahí probé algunos ajustes para conseguir una perspectiva que ajustara el horizonte de la laguna y no deformara tanto las estrellas. Con eso logré la foto que había imaginado hace dos años:

Probando un ojo de pez

Probando un ojo de pez

Recientemente adquirí un lente ojo de pez. Lo vi desde lejos durante toda mi vida y cuando en Abril del 2009 mi lente no logró abarcar cierto paisaje de montaña, fue que llegué a la conclusión de que necesitaba algo que cubriera más espacio. Entonces empecé a considerar comprar uno y me convencí en Enero del 2010 cuando me di cuenta de que podría ser útil para simplificar las panorámicas.

Solo me tomó nueve meses desde entonces buscar, encontrar y comprar un lente bueno, bonito y barato. El ganador resultó un Samyang 8mm de fabricación coreana. Es un lente manual que se comercializa en todo el mundo bajo distintos nombres: Vivitar, Opteka, Rokinon, Bower, ProOptic, etc. Es siempre el mismo, solo cambia el nombre con excepción de Vivitar que tiene un agarre diferente que lo hace ver más profesional. La óptica es siempre la misma, que es lo que importa, a fin de cuentas. En mi caso conseguí la versión ProOptic.

Como nunca usé otro antes, no lo puedo comparar con nada. Pero en el uso que le he estado dando en este último mes viene resultando interesante, con algunas salvedades. La apertura va desde f3,5 a f22. Salvo que hayan condiciones particulares de luz, lo ideal es dejarlo en f8. Es donde se presenta la mejor nitidez y vale la pena. En f3,5 todo se ve bastante borroso. Por supuesto que no es un Nikon, Canon o Sigma, pero con un precio de un tercio a un cuarto de los otros, se soporta. Igual siempre se puede aplicar el filtro «Sharpen edges» en Photoshop para conseguir ese poco de nitidez extra.

El lente abarca unos 170º en el plano horizontal y unos 110º en el vertical. En una foto se incluye TODO, lo que se busca y lo que no. Es más de lo que necesitaba hace año y medio pero permite recortar con cierta tranquilidad, eliminando la máxima distorsión. Abarca tanto que sorprende y no es raro que aparezca el Sol en alguna esquina, llenando de flares por todos lados. Igual son discretos y rara vez molestan.

Sorprende la poca aberración cromática en los bordes. Comparado a mis otros lentes, está por sobre el promedio. Es un detalle que me gustó porque me ahorra muuuuuucho tiempo de edición.

Un detalle que rápidamente molesta es que la máxima aproximación es de 30 cm. Parece poco, pero a esta distancia el sujeto u objeto parece estar lejos. El chiste con los ojos de pez es poder acercarse a 5 cm y que esté a foco, lo mismo que el fondo. Acá se nota un poco lo barato, porque no permite el cliché clásico de todos los ojos de pez. Igual no me siento decepcionado ni mucho menos, hay un gran abanico de posibilidades por fuera de las narices desproporcionadas.

A continuación algunas fotos que tomé:

De momento es más un lente para diversión que para trabajo. Imagino que con el tiempo le iré encontrando los nichos para su uso balanceado con los otros lentes. Todavía tengo que probarlo en la montaña, donde a veces los paisajes son demasiado grandes. Hasta ahora la diversión fue con la gente y estuvo bueno. Hay que seguir jugando.

Eclipse

Eclipse

El pasado domingo 11 de Julio pudimos presenciar un eclipse parcial de Sol. Ya había visto un par, pero la Luna nunca había tapado tanto. Como no me daba el presupuesto para ir a Calafate, fui a la costa del Nahuel Huapi con mi cámara y mi novia.

La luz del Sol es extremadamente fuerte. Tanto es así que aún con el 70% cubierto por la Luna encandilaba y era prácticamente imposible sacarle una foto sin ponerle tres filtros encima. Empecé con un polarizador y un ND8 y no fue hasta que le puse un filtro de infrarrojos que pudimos disfrutar del espectáculo sin destruir la cámara y las retinas. Por eso muchas de las siguientes fotos son en blanco y negro. Solo las tres primeras y la del máximo fueron sin el infrarrojos.

Las fotos de acercamiento fueron tomadas con un lente de 300 mm y recortadas a un 30%, de 3888×2592 pixeles a 2250×1500, y después reducidas a 900×600.

Más de verArte 5

Más de verArte 5

Para la muestra se me ocurrió combinar fotos de distintas épocas. Y como no tenía muchas tuve que salir a escanear. En lo de mis abuelos tuve que ser portátil y bastante criterioso, porque pasé de largo muchísimas fotos que me hubiera gustado digitalizar:

Después pasé a las fotos de mi padre, quien durante 10 años sacó en diapositivas. Según él no porque fuera mejor calidad sino porque era más barato. La calidad de las fotos es muy buena, con excelente color y contraste. Fue una de esas decisiones que no se pensaron pero salieron bien cuando se miran y comparan fotos de hace 25 a 35 años.
Pero el detalle acá es que no teníamos la menor idea de qué fotos habían. Habían 54 cajas de 36 fotos cada una. ¿Cómo encontrar las fotos que buscaba? En vez de ir mirando foto por foto con un proyector o un visor, se me ocurrió hacer una digitalización rápida y masiva, para lo que tuve que fabricar un dispositivo ad hoc:

El aparato en sí es un cuerpo Canon EOS 40D con un adaptador M42-EOS (para rosca Pentax), un duplicador Makinon, un gran angular Takumar 28 mm, varios anillos adaptadores para llegar al soporte Cokin, un tubo hecho de un vaso plástico recubierto en su interior por cartulina negra, un soporte para diapositivas hecho con acrílico de alto impacto y una fuente de luz hecha con 5 LED blancos alimentados por un cargador de celular, con la luz orientada y difuminada por una caja hecha por el mismo plástico de alto impacto. Además la cámara la disparaba por un cable y veía, para más comodidad, con un visor de ángulo. Con este engendro digitalicé unas 1800 fotos en 4 días, a razón de 12 rollos por hora. Con este catálogo pude encontrar las fotos que quería usar para armar los montajes. De las 1800 usé solo 6, y de esas solo 2 están expuestas. Las 4 restantes están en dos composiciones que quedaron fuera de la muestra (las puse al final de este archivo).

Cuando tuve todo escaneado, procesado e impreso, tocó montarlo en la sala y participar de la inauguración.

Gracias a mi novia Mariana por sacarme fotos en esos momentos de tantos nervios.

Y por último las dos composiciones que quedaron afuera porque ya eran muchas fotos y ser más caras a mis sentimientos:

En el refugio Lopez. A la izquierda mi hermano Diego y yo en 2002. A la derecha él y yo… unos 20 años antes.

El refugio Jakob hacia 1980 (mitad de arriba) y 2000 (mitad de abajo), en primavera (izquierda) y verano (derecha). Mi abuelo materno participó en la construcción de ese refugio en 1950. En la foto central de arriba está él junto con mi abuelo paterno. Mis tíos, Andi y Chule, fueron concesionarios del refugio desde 1980 hasta 1988. Casi todos los integrantes de mi familia tenemos alguna historia con ese lugar, que nos ha visto crecer así como lo hemos visto cambiar. Es como la quintaescencia de la montaña misma.