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Día: 20 de noviembre de 2010

Probando un ojo de pez

Probando un ojo de pez

Recientemente adquirí un lente ojo de pez. Lo vi desde lejos durante toda mi vida y cuando en Abril del 2009 mi lente no logró abarcar cierto paisaje de montaña, fue que llegué a la conclusión de que necesitaba algo que cubriera más espacio. Entonces empecé a considerar comprar uno y me convencí en Enero del 2010 cuando me di cuenta de que podría ser útil para simplificar las panorámicas.

Solo me tomó nueve meses desde entonces buscar, encontrar y comprar un lente bueno, bonito y barato. El ganador resultó un Samyang 8mm de fabricación coreana. Es un lente manual que se comercializa en todo el mundo bajo distintos nombres: Vivitar, Opteka, Rokinon, Bower, ProOptic, etc. Es siempre el mismo, solo cambia el nombre con excepción de Vivitar que tiene un agarre diferente que lo hace ver más profesional. La óptica es siempre la misma, que es lo que importa, a fin de cuentas. En mi caso conseguí la versión ProOptic.

Como nunca usé otro antes, no lo puedo comparar con nada. Pero en el uso que le he estado dando en este último mes viene resultando interesante, con algunas salvedades. La apertura va desde f3,5 a f22. Salvo que hayan condiciones particulares de luz, lo ideal es dejarlo en f8. Es donde se presenta la mejor nitidez y vale la pena. En f3,5 todo se ve bastante borroso. Por supuesto que no es un Nikon, Canon o Sigma, pero con un precio de un tercio a un cuarto de los otros, se soporta. Igual siempre se puede aplicar el filtro «Sharpen edges» en Photoshop para conseguir ese poco de nitidez extra.

El lente abarca unos 170º en el plano horizontal y unos 110º en el vertical. En una foto se incluye TODO, lo que se busca y lo que no. Es más de lo que necesitaba hace año y medio pero permite recortar con cierta tranquilidad, eliminando la máxima distorsión. Abarca tanto que sorprende y no es raro que aparezca el Sol en alguna esquina, llenando de flares por todos lados. Igual son discretos y rara vez molestan.

Sorprende la poca aberración cromática en los bordes. Comparado a mis otros lentes, está por sobre el promedio. Es un detalle que me gustó porque me ahorra muuuuuucho tiempo de edición.

Un detalle que rápidamente molesta es que la máxima aproximación es de 30 cm. Parece poco, pero a esta distancia el sujeto u objeto parece estar lejos. El chiste con los ojos de pez es poder acercarse a 5 cm y que esté a foco, lo mismo que el fondo. Acá se nota un poco lo barato, porque no permite el cliché clásico de todos los ojos de pez. Igual no me siento decepcionado ni mucho menos, hay un gran abanico de posibilidades por fuera de las narices desproporcionadas.

A continuación algunas fotos que tomé:

De momento es más un lente para diversión que para trabajo. Imagino que con el tiempo le iré encontrando los nichos para su uso balanceado con los otros lentes. Todavía tengo que probarlo en la montaña, donde a veces los paisajes son demasiado grandes. Hasta ahora la diversión fue con la gente y estuvo bueno. Hay que seguir jugando.